No hubo una batalla de la Revolución en la que el libro no haya estado presente, como un instrumento decisivo. Aun en los momentos más complejos, Fidel promovió esa «herejía» de apostar por el mundo editorial.
Un ejemplo es la creación, en el 2000, del Sistema de Ediciones Territoriales, explicó el historiador Elier Ramírez Cañedo, en la presentación del libro Fidel y la industria editorial cubana, de Francisca López Civeira y Fabio Enrique Fernández Batista.
Ramírez, subdirector del Centro Fidel Castro Ruz, destacó esa iniciativa del Comandante, «artífice de toda la institucionalidad de la cultura», para que «no quedara ni un solo talento sin publicar su libro. Como demuestra esta Feria, el empeño cultural se mantiene, y ese es el mejor homenaje».
En la sala José Antonio Portuondo, de la Fortaleza de La Cabaña –sede principal de la 33 Feria Internacional del Libro de La Habana–, los autores del texto afirmaron que la investigación fue una sorpresa, por la riqueza de lo que emergió. Del libro, calificado de útil, pueden abrirse nuevas líneas de investigación, se afirmó.
Unos minutos antes se había presentado, en la misma sala, el título de Ediciones En Vivo: Privilegiados del tiempo. Recuerdos de periodistas de la radio y la televisión sobre Fidel Castro, compilación a cargo de Irma Cáceres y Ovidio Cabrera.
El volumen agrupa más de 20 testimonios, que reflejan el grado de fraternidad e intercambio del Comandante en Jefe con periodistas, camarógrafos y técnicos.
Fidel, dijo Cáceres, era un periodista nato; siempre se nos acercaba, con sencillez, y esas historias hay que contarlas. Cabrera añadió que en las páginas hay vivencias en las que afloran el humor y los giros inesperados.
La Editorial proyecta otros dos tomos; el último de ellos sobre la prensa escrita. «Fidel es inagotable, y su pensamiento nos es hoy imprescindible», trascendió. (Granma)