La noche fue toda de exaltaciones. «No saben que emoción me da estar aquí delante de ustedes», dijo al público que abarrotó la sala Avellaneda, del Teatro Nacional de Cuba, Azari Plisetsky, ex primer bailarín del Ballet Nacional de Cuba (BNC), en las palabras inaugurales del 28 Festival Internacional de Ballet de La Habana Alicia Alonso.
Plisetsky se dirigió al auditorio al concluir el Desfile de apertura, al ritmo de la Suite algérienne, con montaje de Pontus Lidberg y música de Camille Saint-Saëns, protagonizado por alumnos de la Escuela Nacional de Ballet Fernando Alonso y del Taller Vocacional de la Cátedra de Danza del bnc, junto a bailarines de la principal compañía cubana, entre ellos su directora, Viengsay Valdés.
Tras exhibirse en la sala un video del tercer acto de El lago de los cisnes, una actuación que compartiera, en 1967, Plisetsky con Alicia, el destacado bailarín comentó lo hermoso que ha sido regresar a esa función, por «los recuerdos que me traen esas imágenes cuando bailaba aquí con Alicia», ante un «formidable público que me dio una acogida por una década».
Con palabras «salidas del corazón», el que fuera partenaire de la prima ballerina assoluta, y de otras excelentes bailarinas, refirió el orgullo de haber sido profesor y coreógrafo en Cuba, y confesó su dicha, al haber contribuido a la formación del templo del ballet cubano, que sigue floreciendo.
El creador de Canto vital, una coreografía que hiciera especialmente para bailarines de Cuba, exhortó a los presentes a disfrutar el Festival. «¡Qué comience la fiesta!», expresó.
La obra Tres preludios, con coreografía de Ben Stevenson o.b.e., interpretada por bailarines del bnc, y Patricio Revé (Cuba, Queensland Ballet, Australia), dio inicio a la gala, que, además, presentó el estreno mundial de El peso del instante, concebido para el BNC por Pontus Lidberg, con música del pianista y compositor cubano Aldo López-Gavilán. (Granma)