Es una mañana fría, en pleno invierno.
Me siento como si hubiera dejado la cordura junto con la ropa de abrigo en el vestuario mientras me dirijo a la orilla de un embalse en bañador.
Un cartel de tiza de colores brillantes me informa de que la temperatura del agua hoy es de 3,9 ºC. Uno de los clientes habituales me dice que esto no va de nadar en agua fría, sino en agua “helada”.
¿Cómo he llegado hasta aquí?
Bueno, me ha cautivado la idea de mejorar o reforzar el sistema inmunitario. Mi cuerpo ha sido un torrente incesante de resfriados y tos y una barriga explosiva.
Nuestro sistema inmunitario ya hace un trabajo fantástico combatiendo los virus y otras enfermedades. Según el profesor John Tregoning, inmunólogo del Imperial College de Londres (Reino Unido), si recogiera todo el aire que exhalo durante un minuto contendría entre 100 y 10.000 bacterias, 25.000 virus y un solo hongo.
“Se respiran estas cosas todo el tiempo, hay una masa pululante de patógenos (organismos causantes de enfermedades) en el aire”, afirma.
Pero hay muchos alimentos, suplementos y actividades que se promocionan por sus propiedades de “refuerzo inmunitario”. ¿ Es posible reforzar nuestra protección?
¿Puede un baño en agua fría evitar que enfermes?
Por eso me veo vadeando el agua y lanzándome en una escalofriante brazada.
El agua helada es como fuego en mi piel y lo único que mi cerebro puede pensar es en llegar al pontón sin necesitar ayuda de los socorristas.
Sin embargo, los estudios han demostrado que el golpe de adrenalina del agua fría inunda el torrente sanguíneo de células que combaten las infecciones.
Los glóbulos blancos -que podrían producir anticuerpos o atacar tejidos infectados- salen de su lugar habitual y se dirigen a patrullar pensando que podría haber una infección. ¿Significa esto que estoy más protegido?
“En pocas horas todo vuelve a la normalidad”, afirma la profesora Eleanor Riley, inmunóloga de la Universidad de Edimburgo.
“No hay pruebas de que las personas que nadan en aguas frías tengan menos resfriados o menos infecciones”.
El ejercicio regular puede rejuvenecer el sistema inmunitario
Puede que lo del agua fría no esté tan probado, pero el ejercicio regular puede ser muy útil.
Por término medio, los adultos se resfrían entre dos y tres veces al año, y los niños entre cinco y ocho, afirma la doctora Margaret McCartney, médico de cabecera y experta en medicina basada en pruebas de la Universidad de St. Andrews (Reino Unido).
“Sin embargo, las personas que hacen ejercicio moderado tienden a sufrir menos infecciones víricas”, afirma.
Faltan ensayos clínicos concluyentes, pero los datos de que disponemos “apuntan en la dirección de que es bueno para la salud… pero no una cura milagrosa”, según la doctora McCartney.
Los estudios de laboratorio sugieren que el ejercicio regular puede ralentizar el envejecimiento del sistema inmunitario. Las defensas del organismo disminuyen a partir de los 20 años, pero las investigaciones sobre ciclistas de 80 años sugieren que tienen el sistema inmunitario de personas décadas más jóvenes.
“Sé que los ensayos no se han hecho con la suficiente calidad, pero voy a practicar mucho ciclismo”, afirma.
¿Y qué pasa con las vitaminas?
Lo primero que me viene a la cabeza es la vitamina C, ya sea devorando una montaña de naranjas o en forma de pastillas.
“Para mí es un no”, dice la doctora McCartney. Una carencia puede perjudicar al sistema inmunitario, pero para la gran mayoría no tiene mucho sentido tomar más. Lo mismo ocurre con las multivitaminas, que, según la doctora, sólo producen “orina cara”.
Sin embargo, las pruebas en torno a la vitamina D son objeto de acalorados debates en lugar de ser un no rotundo. Los niveles de vitamina D disminuyen en invierno, ya que ésta se produce cuando nuestra piel se expone a la luz solar.
“Creo que las pruebas apuntan a posibles beneficios para las personas que padecen enfermedades respiratorias y tienen un nivel muy bajo de vitamina D”, afirma McCartney, pero no hay pruebas “suficientes” de que pueda ser útil para todo el mundo.
Y mientras piensas en lo que podrías poner en el carrito de la compra, el jurado sigue deliberando sobre si los prebióticos y probióticos que modifican las bacterias buenas del intestino también benefician a la inmunidad.
“Creo que es un campo de estudio muy importante, pero nos faltan datos del mundo real que nos permitan recomendarlo”, afirma la doctora McCartney.
También afirma que las bebidas de equinácea, cúrcuma y jengibre no van a reforzar el sistema inmunitario. (BBC)