Para los cubanos, mencionar el nombre de Céline Dion es hacer referencia de inmediato a la canción My heart will go on, tema recogido en la banda sonora del filme Titanic, la historia del trágico naufragio.

Sin embargo, aunque en la obra de la cantante canadiense hay otras canciones que perviven en nuestra memoria afectiva como All by myself y Because you loved me, en la breve crónica no abordaremos su trayectoria artística sino los problemas de salud que afronta este ser humano ahora mismo.

Con motivo del reciente estreno del documental Soy Céline Dion, dirigido por Irene Taylor, es aquí donde, en voz de la propia Céline, nos enteramos del padecimiento que la mantiene alejada de los escenarios.

Se trata de una rara enfermedad que afecta el sistema nervioso central, conocida como Síndrome de la Persona Rígida, diagnóstico que determinaron hace dos años, y cuyos síntomas de dolorosos espasmos musculares se observan generalmente en el sexo femenino, en la fatal proporción de una entre en un millón de personas.

Según la conocida cantante, desde 2022 se ha visto obligada a cancelar conciertos, y al no conocer las causas reales de su padecer, ofrecía como excusas de las suspensiones el hecho de estar afectada de sinusitis u otitis, hasta que finalmente decide hacer este documental, para contar la verdad.

«Es como si alguien te estrangulara, como si alguien te empujara la laringe», confiesa Céline en una entrevista; a la vez afirma que también siente calambres tanto en la columna vertebral como en el abdomen y en las costillas, al punto de que se pueden romper, como le ha sucedido.

Ante el lamentable trastorno neurológico autoinmune, progresivo y, hasta donde se sabe, incurable, Céline Dion ha decidido asumirlo de frente, sin ningún tipo de maquillaje. Esta es la razón por la cual autoriza a la directora Taylor para que presente una escena de diez minutos de duración, con el momento en que ella sufre la crisis de uno de estos espasmos.

Aparece acostada de lado en una camilla, sin poder hablar, a no ser para emitir quejidos de dolor. Somos testigos de cómo sus músculos se van contrayendo al mismo tiempo que con el rostro expresa el tormento del duro percance, mientras aprieta la mano de su médico. Él es quien le va administrando los medicamentos requeridos, para que Céline, poco a poco, se pueda ir recuperando de esta situación, y finalmente cante la canción Who I Am, como clímax de uno de los pasajes más emotivos del documental.

Y para que no quepa duda acerca de su disposición para dar la batalla, la Céline ha declarado: «Tengo dos opciones. O entreno como un atleta y trabajo super duro, o me apago y se acabó, me quedo en casa, escucho mis canciones y canto frente al espejo. Esa no soy yo. Si no puedo correr, caminaré. Si no puedo caminar, gatearé. Pero no me detendré. No pararé». (Granma)