Jennifer López Fundora

Nacido el 28 de enero de 1853, hace hoy 171 años, José Martí no solo fue el líder revolucionario o el poeta que nos muestra la historia, tambié fue un defensor apasionado del conocimiento y la educación. En esta, hay lugar también para la divulgación científica, dirigida a todos los públicos.

Martí comprendía la importancia de la educación en el desarrollo de una sociedad y creía que la ciencia era fundamental para el progreso humano. En sus escritos, abordaba temas científicos de manera accesible y entretenida, utilizando un lenguaje sencillo y ejemplos cotidianos para explicar conceptos complejos. Su objetivo era despertar la curiosidad de los lectores y fomentar el pensamiento crítico.

Ya “La Edad de Oro”, revista infantil publicada en 1889 de la que solo se editaron cuatro números, Martí incluyó artículos sobre historia natural, geografía, astronomía, física y otros temas científicos, con el fin de estimular el interés de los niños por el mundo que les rodeaba.

Nuestro Héroe Nacional creía que la educación científica era esencial para el desarrollo integral de los niños, ya que les permitía comprender mejor el mundo en el que vivían y les proporcionaba las herramientas necesarias para enfrentar los desafíos del futuro.

Allí escribe nuestro Martí, mostrando su habilidad para combinar la literatura con la divulgación científica;  (…) Y en qué ha de parar el mundo cuando sean buenos todos los hombres, en una vida de mucha dicha y claridad, donde no haya odio ni ruido, ni noche ni día, sino un gusto de vivir queriéndose todos como hermanos, y en el alma una fuerza serena, como la luz eléctrica…”

Su obra de divulgación científica refleja su compromiso con la educación como motor de progreso y su convicción de que el conocimiento científico debía estar al alcance de todos, independientemente de su edad o condición social.

Ejemplo adicional de lo anterior fue la labor de José Martí en las páginas de la revista La América, revista fundada en 1892, en Nueva York,  que terminó editando en su totalidad, tras haber sido invitado a participar en ella por su director  Rafael de Castro Palomino. No hubo en esa labor de Martí ciencia o avance científico que no fuera comentado o divulgado a través de los textos martianos escritos para dicha publicación. Química, ingeniería, agricultura, las exposiciones científicas, fueron objeto de las reflexiones del cubano más universal de todos los tiempos.

Es desde las páginas de esa publicación donde Martí nos advierte en 1883, con solo 30 años, “Nada sugiere tanta y tan hermosa literatura como un párrafo de ciencia”.

El legado martiano también es un ejemplo de cómo la divulgación científica puede ser una herramienta poderosa para inspirar a las futuras generaciones.

By Adrián Cancino

Comunicador Social. Director de Información Científico - Técnica de la Universidad de Camagüey "Ignacio Agramonte Loynaz". Máster en Administración de Negocios.