La pasión por la literatura y sus historias de vida, ligadas al municipio de Amancio Rodríguez, en Las Tunas, y a Camagüey, unen a los jóvenes escritores Yuraima Trujillo Concepción y a Oreste Fuente Martínez, quienes comparten en el grupo de creación literaria La Rueda Dentada de la fundación Nicolás Guillén en la provincia agramontina.
Con sus dotes de comunicadora la muchacha de 36 años, licenciada en Estudios Socioculturales en la Universidad del balcón del oriente cubano y locutora de Radio Cadena Agramonte, confiesa sentirse enamorada de la poesía, género con el que ha obtenido premios nacionales e internacionales en los últimos años.
Inspirada en la obra del escritor mexicano Juan Rulfo, cada día apuesta por la narrativa, confiada en el instinto como una herramienta necesaria para contar historias alejadas de temáticas convencionales, dirigidas a lo irreal y lo absurdo.
Nacida en Camagüey, pero con una vida en el territorio tunero, al que considera su Macondo, Trujillo Concepción publicó dos libros en la editorial Sánlope de esa localidad, uno de ellos La Noche es una mujer (2007) y el otro La Niña de la Casa Grande (2012).
A sus 26 años Oreste Fuente Martínez, licenciado en Derecho, también forma parte del grupo de amigos La Rueda Dentada, espacio en el que perfila maneras de hacer y crear desde la literatura, una pasión que descubrió en su niñez.
Por audios de WhatsApp percibo ese joven inquieto que realizaba apuntes en sus libretas de clases y que luego perfeccionaría al conocer al decimista amanciero, Luis Martí Casas, quien le enseñó la décima clásica: la Espinela.
Convencido de que su interés por las letras es su mayor vocación, recuerda su infancia rodeada de libros y un poco más cerca en el tiempo las tertulias con relevantes escritores tuneros.
Habla de una deuda con Amancio Rodríguez, ese pueblo al que acude de manera inconsciente en su obra, a través de la décima y luego los versos libres, las coplas y los sonetos.
Esta suerte de amistad entre Yuraima Trujillo Concepción y Oreste Fuente Martínez, unidos por Camagüey y Las Tunas, demuestra el poder de la literatura como narración para hacer coincidir y dar sentido al mundo y la capacidad de los individuos de influir en él.
Confirma, una vez más, que lo de la escritura es una necesidad vital, un desahogo, un alimento imprescindible, que es como poner la mente al servicio de los sentimientos más arraigados y sinceros que hoy comparten en La Rueda Dentada. (Por Gladys Dailyn Morera Cordero/Radio Cadena Agramonte)(Fotos: Cortesía de los entrevistados)