El acontecer histórico, social y político cubano se testimonia en nuestra variedad de la lengua española. Nuestro idioma, mestizo, diverso y transculturado, es parte de ese permanente proceso en que se elabora y se construye la idea de lo que somos.
Desde su fundación el 19 de mayo de 1926, la Academia Cubana de la Lengua, consciente del deber de la lengua en el proyecto nacional y cultural de Cuba, ha contribuido a la promoción, el estudio y el cultivo de la lengua española en su singularidad caribeña, americana y universal, a través de la acción individual de sus académicos, bien en una vertiente más conservadora, apegada a la norma castellana, o más progresista, que legitimaba los usos propios y la defensa de la identidad.
Fiel al espíritu de sus miembros fundadores Enrique José Varona, José María Chacón y Calvo y Fernando Ortiz, la Corporación ha realizado múltiples actividades, entre las que se destacan el homenaje a escritores cubanos, la organización de ciclos de conferencias sobre revistas culturales, sobre el proceso de enseñanza-aprendizaje de la lengua, sobre apreciación literaria y sobre las obras académicas panhispánicas publicadas. Ha desarrollado talleres de carácter internacional y ha realizado, además, una encomiable labor para establecer, desde una dimensión científica, los principios de una política lingüística en el país.
La Academia Cubana de la Lengua es hoy un organismo dinámico, al tanto de los cambios e innovaciones que ocurren en el español de Cuba, con la certeza de que la lengua vive en el pueblo, en los hablantes que con su práctica directa, con sus creaciones, a veces intuitivas y otras con pleno conocimiento, la enriquecen y distinguen. Por ser el medio para acceder al conocimiento mismo de la realidad, en todas sus complejidades y matices, nuestra variedad de lengua desempeña una función esencial en la formación de valores, en la creación de sentimientos de pertenencia y en la conformación definitiva de una actitud social y del fomento de la virtud.
La Academia Cubana de la Lengua siente como propios los desafíos que enfrentan hoy las instituciones educativas y culturales de nuestro país: el imperativo de contar con docentes preparados para desarrollar el proceso de enseñanza-aprendizaje de la lengua y la literatura, de contar con modelos lingüísticos en nuestros medios de comunicación y de realizar investigaciones que permitan describir y sugerir modos de difundir la norma culta de la variedad cubana de la lengua española, cuando asistimos a una transformación tecnológica sin precedentes, “cuyo horizonte sobrepasa la digitalización y que cambiará drásticamente la forma en que vivimos, trabajamos, aprendemos y nos relacionamos”.[1]
Como fruto de las reflexiones sobre el estado de la lengua en tiempos de inestabilidad idiomática, la Academia Cubana de la Lengua manifiesta su preocupación en relación con una serie de tendencias que hacen necesaria una atención especial al cuidado de la lengua. Y hace suyas las palabras del Apóstol: “No andan las bellezas tan de sobra en la vida, para que desdeñemos así las de nuestra hermosísima lengua”.[2] En tal sentido hace un llamado enfático para que todos, hablantes e instituciones, desterremos expresiones inapropiadas que provocan actitudes y conductas agresivas, cuidemos la ortografía, especialmente en los espacios públicos, rechacemos despropósitos en el ámbito de la visualidad, respetemos los principios elementales de la comunicación y evitemos la fuerte presencia del inglés y su empleo indiscriminado e innecesario. Si bien se reconoce el papel que desempeñan las lenguas de contacto en áreas como el turismo, el comercio, algunas actividades culturales y en el discurso científico, no se justifica el desplazamiento del español de sus medios naturales, ni mucho menos como lengua materna en las relaciones diplomáticas, la propaganda y la publicidad.
Con el prístino afán de preservar y fortalecer el bien más importante de nuestro patrimonio cultural, que es la lengua compartida con casi 600 millones de personas en el mundo, la Academia Cubana de la Lengua recomienda que se articulen estrategias para incrementar la percepción del español como capital cultural. En esa contienda, los promotores sociales, los maestros, las personalidades públicas y los trabajadores de los medios deben tener una función destacada en pos de articular una política de aprecio, defensa y estímulo de la variedad cubana de la lengua española, así como también de nuestras mejores tradiciones lingüísticas.
La Academia Cubana de la Lengua insta al empleo cabal de la lengua que hemos recibido como herencia y patrimonio vivo, así como a la congruencia entre lo que se dice y la imagen que se proyecta, lo que puede constituir una contrapropuesta a la penetración de modelos empobrecedores, no cultos o exógenos, pues las intervenciones en el espacio público tienden a establecer una jerarquización en el orden social, a modelar las identidades y a construir subjetividades en cada instancia histórica.
Atenta a lo que se puede hacer, la Academia Cubana de la Lengua desea ratificar su vocación de servicio y su voluntad de acompañar a los medios de comunicación, en la medida en que se requiera, en la construcción de un modelo lingüístico inclusivo, equilibrado y respetuoso de nuestra idiosincrasia e identidad, así como también su apoyo a los esfuerzos de los actores sociales e instituciones encargados de asegurar el desarrollo y la normalización del español, nuestro idioma oficial, como ha quedado refrendado en la Constitución de la República de Cuba.
[1] Asunción Gómez-Pérez: «Inteligencia artificial y lengua española», discurso de ingreso a la Real Academia Española, Madrid, 2023.
[2] José Martí: «Sección constante», La Opinión Nacional, Caracas, 13 de marzo de 1882, Obras completas, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1975, t. 23, p. 234. (Cubadebate)
