Entre los frondosos árboles del Casino Campestre, céntrico pulmón verde de la ciudad de Camagüey, está enclavado el majestuoso monumento dedicado a Salvador Cisneros Betancourt, marqués de Santa Lucía, sentado en posición reflexiva, con los dedos de la mano izquierda sobre la sien, y en el mármol de su pedestal una elocuente inscripción sugerida por sus compañeros de armas: “Forjó con los pergaminos de su nobleza la antorcha que iluminó el sendero de la libertad de Cuba”.
Sin dudas, es una frase que sintetiza la excepcional y extensa vida de un noble y acaudalado criollo, nacido en la villa principeña el 10 de febrero de 1828, quien sacrificó riquezas, propiedades y hasta la familia para colocarse al lado de los hombres y mujeres que emprendieron la marcha por el tortuoso camino de la formación de la nacionalidad cubana, sin la mediación de la metrópoli española, que gobernaba con brazo de hierro a la Isla. (Texto: José Gilberto Valdés Aguilar/ Tomado de Cubahora) (Foto: Humberto Cid González/ Radio Cadena Agramonte)