Olga Pardo San Román
Como un ajiaco en constante ebullición, al que no dejan de añadírsele nuevos ingredientes, así definió el gran antropólogo cubano, Fernado Ortiz, a la cultura en La Mayor de Las Antillas.
Con este acertado símil dejaba al descubierto que nuestra identidad nacional está en constante crecimiento, y ha recibido sus aportes no solo de los nativos aborígenes, sino de la península ibérica, África, e incluso China.
Rebeldía, patriotismo y grandes dosis de humanidad son solo algunos de los ingredientes que nos identifican como cubanos, en cualquier región del mundo.
Este 20 de octubre, cuando conmemoremos el Día de la Cultura Nacional, estaremos celebrando todo lo nos une, al margen de las diferencias. A solo diez días del inicio de las gestas independentistas, en 1868, ya la Isla tenía su primer territorio libre, la ciudad de Bayamo, una de las primeras villas fundadas por los colonizadores y de gran importancia en la época.
Poco más de una semana bastó en el oriente del país para que incluso oficiales al servicio de la metrópoli se unieran a la lucha en pos de la libertad. Cuba ardía en ganas de ser, y la semilla de nuestra identidad nacional estaba germinando.
Cuentan estudiosos e historiadores que al calor de la victoria entonaron todos, junto a su creador, Perucho Figueredo, las notas de nuestro Himno Nacional, canto de guerra que significó la forja de la nación y símbolo de lucha. Nota importante, fue José Martí el primero en catalogarlo como revolucionario, en un artículo que publicara en el periódico Patria el 25 de agosto de 1892.
Bayamo no resistió mucho: la contraofensiva española logró arrebatarla de manos de quienes ya se sentían, e identificaban, como cubanos, pero recuperó cenizas. Sus moradores, antes de rendirse al yugo colonial prefirieron quemarla.
Decir cultura en Cuba no es solo literatura, arte, cocina, música, danza, o formas de decir y hacer. Cultura en Cuba es Revolución, crecimiento, cambio constante, sentido de pertenencia y rebeldía.
Siglos de historia han conformado la cubanidad que hoy festejamos. Mucho llovió desde “Espejo de Paciencia” hasta “Cecilia Valdés”, sin olvidar “El reino de este mundo” y tantas obras, no solo literarias, de las que enorgullecernos. Un hilo conductor en todas, a veces invisible, es la rebeldía y el amor patrio.
La semilla germinó y dió buenos frutos. La Mayor de Las Antillas sigue en pie, pese a las dificultades, como árbol que florece en la adversidad.
Decir cultura en Cuba no es solo literatura, arte, cocina, música, danza, o formas de decir y hacer. Cultura en Cuba es Revolución, crecimiento, cambio constante, sentido de pertenencia y rebeldía.